jueves, 7 de abril de 2011

reflexión sobre ¡Llévame al huerto!



Hola a todos.
Ayer por la noche, unos cuantos tuvimos la oportunidad de estar en la charla de Jose María Egea. En ella nos fue desgranando un poquito la evolución de la relación del hombre con la agricultura. Muy interesante y muy gráfico. También un poco triste el comprobar cómo los intereses de las empresas grandes terminan por dominar a los intereses de los más currantes.
La reflexión que quería dejar aquí forma parte de un trabajo de investigación que estoy llevando a cabo y la someto a vuestra consideración. Tiene que ver con el abandono de las tierras de labor de las huertas de regadío tipo la Huerta de Murcia.
Un paseo por cualquier pedanía nos lleva fácilmente a la conclusión de que muchas de las parcelas abandonadas lo están desde hace tanto que no parece que vayan a ser ocupadas nunca más.
La solución inmediata parece ser siempre que estas tierras deberían de ser atendidas para su explotación y su utilización. De esta manera no sólo se recuperaría la tierra para su uso, sino también sus alrededores estarían más cuidados al estar siempre alguien por los alrededores pendiente de su estado.
Mientras tanto, en el terreno, ajena a este discurso, la vida va avanzando y una serie de pioneros se van asentando en el terreno: primero la grama, luego los vinagrillos, luego los falsos espartos, las acelgas silvestres, los dientes de león, los insectos, los pájaros, los roedores, etc. La herbáceas dan paso a los arbustos y con esta protección pronto aparecerán pequeños arbolitos, que en diez años ya tendrán cierto porte. También se podría analizar qué es lo que pasa con el crecimiento a su aire de los frutales que en muchas ocasiones son abandonados en estas parcelas y que producen un espacio muy agradable de ocupar.
¿Por qué hay una sóla solución, que es volver al uso agrícola? ¿No habrían otras soluciones como recuperarlos para el uso de espacio público, tan escaso en estos territorios tan densamente ocupados por la actividad productiva? ¿o simplemente no hacer nada y esperar a que volvieran a surgir pequeños retazos de bosque silvestre...?

1 comentario:

  1. Bueno, al fin y al cabo la disyuntiva que planteas se parece a la contraposición jardín "planificado" francés (tipo Versalles... o Vistabella, claro) vs. jardín "natural", más "salvaje", inglés (los del National Trust de Londres, por ejemplo). Yo, por estética y por forma de ser, estoy mucho más cercano a la segunda versión, pero ante las preguntas que planteas me tengo que decantar claramente por la recuperación para uso y disfrute público o para su explotación, es decir, la ocupación de estos espacios de cultivo abandonados por parte de un grupo de personas y la explotación de los productos resultantes para venta o distribución entre el mismo grupo. Economía de subsistencia para la comunidad.
    En un viaje a Ibiza, el amigo que nos guiaba me decía que la explotación de la tierra por parte del pagés, del campesino, era prácticamente de subsistencia: tenía su terruño con tomates, lechugas, calabacines..., unas cuantas cabras, vacas o gallinas y poco más. Con eso salía adelante y le daba para cambiarlo por otros productos de vecinos que le eran necesarios.
    Soy demasiado de ciudad como para plantear ante este foro una propuesta así, pero sí veo posible una ocupación (legal) de un terreno por parte de un grupo para autoconsumo de sus productos.
    Ahí tiro la piedra y escondo la mano... Para quien la quiera recoger.

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