miércoles, 20 de abril de 2011

Sistema agroalimentario: una visión agroecológica


El pasado 6 de abril se celebró en el local de la Asociación de Vecinos de Vistabella (AVV) una charla-coloquio a cargo de José María Egea, catedrático de Botánica de la UMU, sobre "Sistema agroalimentario: una visión agroecológica", como primera iniciativa sobre el tema de "Huertos urbanos" de la AVV. En ella, José María nos fue relatando de qué modo la activida
d agrícola ha ido modelando el paisaje agrario mediterráneo a lo largo de la historia, el cual ha ido transformándose desde la agricultura tradicional hasta la agricultura industrial, y con él nuestro modo de relacionarnos con nuestro entorno e ir perdiendo autonomía alimentaria en beneficio de unos pocos. A continuación se resumen las principales ideas de la charla:
En un principio, los agricultores domesticaron las plantas silvestres para su producción en el medio agrícola, y con ello crearon diversidad de variedades locales, adaptando las plantas a ecosistemas y necesidades humanas. Esta variedad agronómica local, cuya existencia se basa en la estrategia de "producir casi todo lo que se consume y consumir casi todo lo que se produce", la diversidad de cultivos, el intercambio de semillas y el autoconsumo, constituye la base para la soberanía y seguridad alimentaria. En última instancia, ha ido conformando una heterogeneidad cultural creadora de diferenciación territorial (de cultivos, gastronomías y paisajes).
A partir de los años 50, la llamada Revolución Verde surgió con un planteamiento productivista para "modernizar" el campo, basado en la consecución de máxima producción (independiente de la calidad), en un mercado globalizado en el cual cobra importancia el capital finan
ciero y las políticas agrarias internacional y nacional. En este contexto, la diversidad agronómica local se ha visto sustituida por variedades comerciales seleccionadas por su productividad y resistencia a enfermedades, con base genética reducida y homogénea, escasa plasticidad ecológica, y que requieren altas dosis de insumos (fertilizantes y fitosanitarios químicos), mecanización de las labores y circuitos de transporte altamente consumidores de energía. Estos cambios han supuesto graves efectos negativos sobre la salud humana (lesiones, efectos crónicos e incluso la muerte), el medio ambiente (consumo energético, desaparición de especies, contribución a la emisión de gases de efecto invernadero causantes del cambio climático, etc.) y la estructura socioeconómica.
Uno de los efectos más perniciosos está siendo la dependencia alimentaria y la pérdida de variedades comestibles. Algunas cifras: de las 80.000 especies vegetales comestibles, unas 10.000 han sido cultivadas a lo largo de la historia, de las cuales únicamente subsisten 200 en la actualidad; 4 especies representan el 60% de los alimentos (¡¡20 especies el 90%!!).
Otro efecto perverso de la industria alimentaria actual es el dominio de las grandes compañías (dueñas de patentes de semillas y productoras de plaguicidas, a menudo las mismas empresas). Un par de datos resultan escalofriantes: las 10 empresas más grandes de alimentos y bebidas controlan el 26% del mercado mundial, y las 100 mayores empresas controlan el 74% del total de ventas mundiales de comestibles empaquetados (+17% respecto a 2004). Un eslabón clave es el de la distribución comercial (grandes superfícies), las cuales obtienen márgenes de beneficio escandalosos (200-2000%) a costa del precio percibido por los productores agrícolas. Esto ha dado lugar al abandono de la agricultura, y con ello al éxodo rural y el consiguiente envejecimiento, falta de relevo generacional y empobrecimiento cultural de la población agrícola.
José María, en el final de su charla, abogó por un cambio radical de modelo productivo agrícola (agricultura sostenible o agroecología), cuyo objetivo es la sostenibilidad agraria, centrándose tanto en el agroecosistema como en el sistema agroalimentario como unidades de análisis. Elementos clave de esta estrategia son la recuperación y protección de especies clave (variedades locales, razas autóctonas, etc.), el establecimiento de redes y mercados
locales, y la movilización social y ciudadana por la protección del patrimonio agrícola. Se trataría de recuperar y conservar los recursos genéticos así como la cultura ligada a su uso y gestión, y promover y valorizar los Paisajes Culturales. Los tres ejes de acción participativa son (1) el trabajo con agricultores (entrevistas, recuperación de variedades, mantenimiento de su actividad, etc.); (2) el trabajo con las variedades (caracterización, evaluación, selección, producción y comercialización), y (3) el trabajo con los consumidores, con el fin de dar a conocer este cambio de cultura alimentaria.
Tras su charla se desarrolló un interesante debate sobre el modo en que un movimiento asociativo de barrio como el nuestro podría aportar algo a este movimiento ciudadano por u
n mundo rural vivo, diverso y sostenible, tratándose temas como el consumo de agricultura ecológica, la creación de huertos urbanos y la formación de redes locales de producción e intercambio de productos vegetales, para lo cual el profesor Egea se mostró dispuesto a ayudar desde el CEAMA (Centro de Agroecología y Medio Ambiente de Murcia - www.ceamamurcia.com), al cual invitó a l@s vecin@s que estuvieran interesados en saber más sobre estas cuestiones.
Desde aquí, agradecemos enormemente a José María su visita al barrio y su dispo
nibilidad, y animamos a l@s vecin@s a ahondar en este camino, por una mejora de nuestra calidad y soberanía alimentarias.

Texto de José Antonio García Charton.

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